No estoy muy segura de que realmente se pueda felicitar a una ciudad que en las últimas décadas ha sido maltratada en todos los sentidos. En fin, son cuatrocientos cincuenta y un años que hoy cumple nuestra ciudad. Al pie del Ávila majestuoso, Caracas nos sigue brindando hermosos atardeceres llenos de guacamayas volando por su cielo y un clima bastante decente.
Mis veintidós años los he vivido aquí y patear las calles de la ciudad puede convertirse en un ejercicio balsámico. En esta oportunidad, recorrí varios sitios buscando un color en común: blanco. Este color se asocia con la paz y la pureza, mismos estados que quisiera que se impregnasen en este valle. Caracas ha sido la musa que ha inspirado a poetas, cantantes y demás artistas, algún misticismo sale de ella entre tanta malicia, sus techos rojos, el fuerte contraste entre edificaciones coloniales y modernas.
Espero que algún día podamos festejar realmente a nuestra Caracas, siendo buenos ciudadanos, cuidando y respetando sus espacios.