Tras el cuarto caos... (IV)

(IV)

La muerte, parecía ser la única salida que les quedaba a Mile y al pequeño grupo que había sobrevivido después de estar días andando por el desierto, la situación se volvió demasiado desesperada y la tensión era inaguantable hasta que…

  • ¡NO! ¡PARAD! No lo hagáis, dejadlos vivir, no continuemos con esta masacre que asola a todo el planeta –Dijo un hombre mientras se quitaba sus gafas para que pudieran ver su rostro.

  • ¿Y qué propones?

  • Dejadlos hacer lo que les plazca, que vengan con nosotros a “el arca” o que se vayan a otra parte, hay muerte por todas partes y no debemos contribuir a ello, debemos ayudar a todos los que podamos…

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Los desconocidos se quedaron pensativos hasta que finalmente bajaron sus armas, todos los ancianos pudieron volver a respirar tranquilos.

  • Está bien, podéis acompañarnos –Respondió el que parecía ser el líder del grupo.

Los peregrinos recogieron sus cosas y se dirigieron a la ciudad de la que tanto habían oído hablar como último refugio, en una Tierra cercana a la muerte.

Subieron a las motos y se pusieron en marcha, continuaron por el desierto en mitad de una gran polvareda que los cubría totalmente y que apenas los permitía respirar. Al cabo de unas horas pararon las motos y se bajaron de ellas, pero allí aparentemente no había nada, sólo arena y más arena por todos lados.

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Dos de ellos cogieron una pala y comenzaron a cavar un boquete junto a una oscura piedra, al cabo de un rato se pudo divisar una especie de tapa de alcantarilla, la cual abrieron con la ayuda de una palanca.

Allí estaba, habían encontrado “el arca”, pero no parecía ser como se habían imaginado…

Para leer más:

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