Este es un modesto micro relato de ciencia ficción que he escrito para participar en el Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 en su semana 15, en esta oportunidad el tema en el que se basa el microrrelato es el Cibersexo.

Quiero agradecer a @trenz por esta iniciativa; apenas estoy incursionando en el mundo de la escritura y espero que mi escrito cumpla con los requisitos para participar en el concurso, estoy abierto a cualquier critica u observación que los lectores deseen realizar. No duden en comentar.

La decisión de Marta

Marta no podía creerlo, contemplaba desconcertada el monitor, ¿Cómo podía ser posible? ¡Pobre Marta!, si tan sólo hubiese leído las diminutas palabras de advertencia impresas en el empaque del traje sináptico, hubiese sido mucho más precavida y no hubiese participado con tanta libertad en múltiples orgías de cibersexo.

Era indudable, Marta estaba embarazada y ni siquiera sabía quién era el padre de la criatura que crecía en su vientre, peor aún, nunca llegó a ver su apariencia real; sólo el avatar que este quería mostrar ese día en particular. ¿Qué hará ahora Marta? El pago que recibe por probar el prototipo apenas le alcanza para sus gastos más básicos. ¿Por qué rayos el Doctor Raynols no le advirtió lo que podía suceder al practicar cibersexo usando el traje?

La información del embarazo de Marta llegó de inmediato al receptor del Doctor Raynols. ¡Tenía razón! El fracaso del traje RXT-Vita-256 no se debía a la perdida de datos genéticos, si no a la poca fertilidad de los usuarios. En un mundo en donde el contacto físico ha sido reducido a su mínima expresión, siendo reemplazado por los actos sexuales virtuales; los seres humanos habían disminuido la capacidad de reproducirse, el protocolo de transferencia de datos genéticos diseñado por Raynols estaba destinado a ser el salvavidas de la especie humana.

Mientras tanto los pies de marta se encuentran separados del suelo, sostenida en el aire por la soga que le aprieta el cuello y corta su respiración…