¿Mueren los libros?

A quienes nos gusta leer, a quienes nos apasiona escribir. A ti que empezaste escribiendo para ti y luego quisiste dejar volar tus letras al viento. Para ti, para mí. Este post de reflexión y de toma de decisiones en relación a los libros que guardamos como nuestro tesoro más preciado.

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Fuente:Pixabay

¿Qué pasará con nuestros libros cuando ya no estemos? Es probable que alguna vez haya pasado por tu mente esta pregunta, sobre todo cuando toca ordenar, limpiar y repasar tu biblioteca. He preguntado a algunas personas de confianza y las respuestas son tan variadas como la personalidad de cada quien.

  • Cuando ya no esté me importa poco lo que hagan con mis libros.

  • A partir de los 50 comencé a regalar los más preciados (uno cada año) a quienes en realidad sé que los van a apreciar.

  • Me gustaría donarlos antes de marcharme a alguien que sepa apreciarlos.

  • He intentado deshacerme de algunos pero nadie los quiere.

  • ¡Que los reciclen! Así contribuiré con el medio ambiente.

Es sorprendente darte cuenta de que lo que has atesorado toda tu vida, lo que has guardado con tanto celo es insignificante y engorroso para los demás.
Nuestro tesoro particular conformado por libros que nos han hecho viajar y aprender, que han permitido que nuestra imaginación vuele, se convierte en un problema y una carga a diferencia de otros enseres y objetos que si valoran quienes nos van a suceder.

¿Qué debemos hacer entonces?
Quisiera que quienes leen este post y se sienten identificados con este tema, sin importar la edad me comenten si alguna vez lo han pensado.
Lo mismo ocurre con los textos que escribes. Un poema, una novela, un ensayo. Son parte de ti, han salido de tu mente, lo has analizado y lo has sentido, has parido una idea y la has compartido. En el caso de haber publicado, cada libro compartido es una parte de ti que ha llegado al lector.

Cuando alguien te lee y llega a la última página, cuando se emite el último comentario ¿muere tu obra? Quizás nunca más lo abran o lo recuerden, es posible que lo compartan pero es muy efímero, se pierde enseguida.

¿A dónde van a parar nuestras palabras? ¿Hay un universo para ellas?
Quizás en algún limbo están flotando las ideas, brillando como estrellas en la noche. No lo sé, pero me gustaría saberlo. Si nos llena tanto esta parte de nuestro existir es por algo y para algo. Como la música y la pintura. Algunas quedan repitiéndose en el tiempo, repicando como continuas campanadas a las nuevas generaciones. Llegan como una nota musical que te recuerda algo y reconoces la melodía, aprendes a identificar a los pintores por sus obras con una mirada ¿Y las palabras? Puedes reconocer el lenguaje de los famosos pero cuesta un poco más. Debes sumergirte en un mar de palabras que van a conformar la historia.

¿Será que existe algún cementerio de libros olvidados?

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Algunos libros son inmerecidamente olvidados; ninguno es
inmerecidamente recordado
Wystan H. Auden

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