Ella era una joven inteligente, una de las estudiantes más sobresalientes de la escuela de letras. La clase de ese profesor le fascinaba: él sabía transmitir interés y pasión por el arte de escribir, de hecho, era un reconocido novelista; ella había leído todas sus obras… No se podía negar que a pesar de ser un hombre maduro, se conservaba muy bien, de aspecto atlético, alto, de cabello canoso, con un bronceado que hacía que sus ojos claros resaltaran más. Inicialmente era simple admiración por sus obras, ella estaba “enamorada” de cada protagonista masculino de sus novelas, los imaginaba con el físico y porte de su creador. Al enterarse que lo conocería personalmente no podía creerlo y cuando llegó el día actuó como tonta durante toda la clase; el hombre lo notó enseguida, era un seductor experimentado y sabia cuando despertaba admiración o “bajas pasiones” en las mujeres. Así saltó de un “amor platónico” por el autor de aquellas novelas cargadas de pasión, amor, desengaños y tantas otras emociones, a una “atracción fatal” por aquel hombre que podía ser su padre; y de repente se encontró envuelta en aquella enfermiza relación, a aquel sujeto no le interesaba para nada compartir su interés literario, aspiraciones o sueños, solo disfrutaba del sexo, no había nada más en común; él era el REY y ella se había convertido en su bufón, con el que se divertía y nada más... Estaba consciente de ello; su “protagonista de novela” no era sino un vil manipulador, un patán… Y mientras el dormía a su lado, ella reflexionaba sobre lo que estaba haciendo¿Tan poco se valoraba?¿Iba a continuar anulándose de esa manera?¿Permitiría que la siguiera usando? Se levantó abruptamente, se vistió y miró por última vez a aquel hombre y llorando salió corriendo de aquella habitación…

Fuente: Imagen cortesía de @vermillionfox.
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