Un lugar especial||A special place

Saludos amigos de @silverbloggers.

En esta tercera semana de Crónicas la comunidad nos invita a que compartamos ese lugar especial de nuestra ciudad natal.

Nací en Caracas, ciudad capital de Venezuela. Según mi cuenta, cuando tendría como tres años nos mudamos a San Fernando de Apure, capital del estado Apure, ubicado en la región de los llanos.

Allí, calculo que vivimos como un año cuando retornamos nuevamente a Caracas, donde viví hasta aproximadamente los diez años, de estos cinco años recuerdo con mucho cariño varios lugares, lugares llenos de juego, diversión y familia.

El parque del Este, hoy llamado Generalísimo Francisco de Miranda, sale a relucir en mi memoria. Lo recuerdo como un gran espacio abierto, con su grama verde recién cortada, sus caminerías serpenteantes y árboles frondosos quedaban una exquisita sombra.

Uno de sus principales atractivos era un lago donde uno de mis tíos nos montaba en un bote y lo recorríamos, en un paseo lleno de quietud y curiosidades.

El lugar se prestaba para correr libremente, no faltaba el juego de la “ere”, el escondido o policía y ladrón, usando los árboles como guaridas.

Si hay algo que me deleitaba y me hacía soñar eran las grandes jaulas llenas de aves coloridas y revoltosas, mi gran sueño era tener una casa con un patio donde construir una pajarera y llenarla de los más variados pájaros, de sus colores, cantos y sonidos.

Cuando llegó la oportunidad ya mi mente había cambiado, no quería pájaros enjaulados, los prefería libres y que llegase a mi casa el que quisiera, qu por cierto son muchos los que llegan y “deciden” incluso hacer nidos, cuando esto ocurre me contenta mucho, pues me da por pensar que ellos sienten seguridad, paz y armonía en el lugar.

Volviendo al parque de mi niñez, me llegan las dulces imágenes de mi abuela paterna y mi mamá recreando ese espacio de picnic en la pradera, con el mantel extendido sobre la grama, los bocadillos al centro y la familia alrededor comiendo lo preparado, es un recuerdo tan nítido lleno de de amor, seguridades, de hogar.

Han pasado muchas lunas desde aquellos tiempos y en muy pocas oportunidades he vuelto a ese lugar, sin embargo, me aseguré que mis hijos lo conocieran, en esas edades en qué todo lo ves inmenso, grandioso, espectacular,era como decirles aquí fui feliz.

No tengo fotos de estos paseos que eran frecuentes, por curiosidad lo busqué en internet y me enteré que el parque está catalogado como parque urbano y que fue inaugurado en el año 1961. Estaba recién nacida.

No me extraña que mi mamá nos llevase allí con regularidad, pues los años que vivió en Caracas, los pasó añorando su monte, los valles, la vegetación exuberante y la tranquilidad que le ofrecía la ciudad que la vio crecer.

El parque, estoy segura que la hacía sentirse bien, que allí encontraba tranquilidad y posiblemente en este espacio soñó con lo que quería hacer con su vida y lo mejor para ella y su pequeño batallón. Por eso en la primera oportunidad que tuvo retornó a Maracay con sus cinco niños a construirse la vida que quería.

Las fotografías corresponden a a un parque cercano a mi hogar, al cual voy con cierta frecuencia y disfruto inmensamente.

Greetings friends of @silverbloggers.

In this third week of Chronicles the community invites us to share that special place in our hometown.

I was born in Caracas, capital city of Venezuela. According to my account, when I was about three years old, we moved to San Fernando de Apure, capital of the state of Apure, located in the plains region.

I calculate that we lived there for about a year when we returned again to Caracas, where I lived until I was about ten years old. From these five years I remember with great affection several places, places full of games, fun and family.

The Parque del Este, today called Generalísimo Francisco de Miranda, comes to the forefront of my memory. I remember it as a large open space, with its freshly cut green grass, winding paths and leafy trees that provided exquisite shade.

One of its main attractions was a lake where one of my uncles would take us on a boat and we would ride around it, a ride full of quietness and curiosities.

The place lent itself to run free, there was no lack of the game of “ere”, hide and seek or police and thief, using the trees as dens.

If there was something that delighted me and made me dream, it was the big cages full of colorful and unruly birds, my great dream was to have a house with a yard where I could build an aviary and fill it with the most varied birds, their colors, songs and sounds.

When the opportunity came, my mind had already changed, I did not want caged birds, I preferred them free and let them come to my house, which by the way are many who come and “decide” even to make nests, when this happens I am very happy, because I think that they feel security, peace and harmony in the place.

Going back to the park of my childhood, I get sweet images of my paternal grandmother and my mother recreating that picnic space in the meadow, with the tablecloth spread on the grass, the sandwiches in the center and the family around eating what was prepared, it is such a clear memory full of love, security, home.

Many moons have passed since those times and in very few opportunities I have returned to that place, however, I made sure that my children knew it, in those ages in which everything is immense, grandiose, spectacular, it was like telling them I was happy here.

I do not have photos of these walks that were frequent, out of curiosity I looked it up on the internet and I found out that the park is classified as an urban park and that it was inaugurated in 1961. I was just born.

No wonder my mother took us there regularly, because the years she lived in Caracas, she spent them longing for the mountains, the valleys, the lush vegetation and the tranquility offered by the city where she grew up.

I am sure that the park made her feel good, that there she found tranquility and possibly in this space she dreamed of what she wanted to do with her life and what was best for her and her little battalion. That is why the first opportunity she had, she returned to Maracay with her five children to build the life she wanted.