Gustavo (@guustavotalavera) y yo salimos de clases, íbamos para la Universidad Central de Venezuela porque él necesitaba hacer unos tramites allá y así aprovechábamos de tomar fotos para unas entregas que debíamos hacer semanalmente. Todo iba bien hasta que me dí cuenta llegando a la UCV de que no tenía el celular en mi bolsillo, lo busqué en todos los bolsillos del pantalón y en el morral pero no estaba. Otra vez boté el maldito celular o me lo sacaron del bolsillo sin darme cuenta, lo cual era aún peor.
Sentí rabia, angustia, impotencia, estaba tan molesto conmigo mismo. Gustavo estuvo ahí conmigo todo el tiempo, presenciando como soy yo en mi peor estado de animo. Él me comentaba o me preguntaba cosas, pero yo solo respondía monosílabas. Solo pensaba en la cagada que había hecho, me frustraba que ya había pasado antes y al parecer yo no aprendía, necesito ser más pilas o sino esta ciudad me va a comer era lo que yo me decía. Gustavo me ofrecía su cámara para tomar fotos pero yo le dije que ya no estaba de humor para eso.
Luego de dar varias vueltas por la universidad, llegamos a la facultad de humanidades. Luego de que Gustavo hiciera los trámites, estábamos sentados en un banquillo al final del pasillo, el cual tiene una atmósfera tétrica, sobretodo a esas horas de la tarde. Estaba un poco más calmado. El lugar me pedía con ansias que tomara fotos. Le pedí la cámara prestada a Gustavo y empecé a fotografiar. Tomé fotos de él sentado en el banquillo y del pasillo tétrico.
Luego de eso entramos al baño y era más tétrico aun. Me encantaba toda la atmósfera, era primera vez que entraba ahí.
Al final invité a Gustavo para tomarnos una foto frente al espejo.
Todas las fotos se tomaron con una Canon SX40 HS
Luego de tomar las fotos, nos fuimos. Camino a casa aún pensaba en lo del celular pero también me consolaba el hecho de que tomé unas fotos que de verdad me encantaron junto a Gustavo, así que no fue del todo mal. Luego de que llegué a la residencia y me contacté con mis padres para decirles la mala noticia, me dijeron que un señor de la universidad los llamó y les dijo que encontraron un celular verde en la parada del autobús, podía pasarlo a buscar el día siguiente en una oficina de allá. Sentí un alivio gigantesco y obviamente recibí un buen regaño de mis padres. Después de todo valió mucho la pena ese día, y fue una experiencia que de alguna u otra manera me hizo aún más cercano a Gustavo, le agradezco demasiado que me haya tolerado así. Agradezco tener estas fotos ya que es uno de los recuerdos que más aprecio junto a él.