Recuerdo cuando era distinto, cuando mi corazón no me permitía si no el bien, de hecho me impulsaba a arriesgarme por otros, a sacrificarme ¿qué ha cambiado? Sentía debilidad en mi forma de ser tan blanda ante el dolor ajeno.
Lejos de lo que una vez fui hoy reposo en la misantropía y la pena de otros la justifico como merecida. Me he vuelto un sádico en busca del sufrimiento de los que me hicieron lo que soy ¿será esta la parte más profunda de mi cambio?. Ahora, encerrado entre las paredes de mi maldad, consigo un rastro de mi antigua individualidad y la lucha entre mis deseos y la razón amenazan con fundir mi cordura.
Las dudas en mi corazón son semillas que no paran de brotar y la única certeza es que ya pronto mi muerte llegará y con ella un destino incierto. Quiero como última voluntad, al menos a mi pueblo poder ayudar y por ellos hoy aquí estoy, enfrentando a los opresores que les quieren violentar y así una última vez mis ganas de sangre saciar.
Si algo más me faltara por zanjar antes de mi partida, sería ofrecerte mis disculpas a ti que has vivido encerrado en las tinieblas de la crudeza, a ti a quien más he defraudado, a ti quien luchaste sin tregua en los peores momentos, a ti que compartes mi pesar. A mí, quien solía ser y soñaba un futuro mejor.