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A veces el cuerpo sucumbe...
¿Recuerdan la bendita tormenta de la que les hablaba en la publicación de ayer? El malestar de gripe lo había controlado a punta de pastillas y me había ido relativamente bien. Sin embargo, dos factores se combinaron para que recrudeciera el malestar: el aire acondicionado del recinto es mucho más potente de lo que suelen ser para lugares tan grandes, por ello pasamos mucho frío durante el día. Este primer factor por sí solo no habría actuado, pero se combino con una mojada forzosa en la lluvia.
Primero caminando desde el complejo al punto de encuentro con el taxi. Luego la espera por el vehículo que fue mínima sí, pero suficiente para empaparme completamente. Luego otra mojada cuando bajé del taxi al restaurant donde cenaría y, por último, caminata de seis cuadras bajo la lluvia desde el restaurant hasta el apartamento ¿Por qué no habíamos llevado abrigo? Bueno, ese día viernes amaneció radiante y no vimos los informes climáticos. Así las cosas, pensé haría sol pero erramos. Y he aquí que cuando me iba a levantar de cama el día de ayer no pude. El dolor de huesos y la congestión eran fuertes.
Dicho esto, no iba arriesgar la salud de los demás y también debía ocuparme de mí. Fue un duro golpe a nuestro talante porque era el último día de evento. Quería estar allí. Tomé algunas pastillas para ver si me aliviaba y alcanzaba llegar en la tarde, al menos. Pero nada. Aunque jamás lo desees el cuerpo sucumbe. Es como si te dijera: "Ok, lo has hecho bien hasta ahora, pero debes parar" Y sin más ni más, no te responde. El efecto de las pastillas fue de tal magnitud que dormí desde la 1:30 p.m. hasta las 7:30 p.m. atontado por los componentes activos, parecía que mi cuerpo navegaba por instrumentos cuando me paré. Las chicas llegaron relativamente temprano y me extrañó porque había fiesta de cierre. Así sería el maratón del día.
No puedo sino dar testimonio de mi frustración. Estoy aquí para representar a HIVE y no hemos podido al 100% tal como merece nuestra comunidad propietaria. La tristeza me invade al pensar lo que pudo ser y no fue. Sólo me queda la convicción de que mis compañeros de viaje lograron conectar con varios proyectos y se hicieron actividades de marketing in situ, una de ellas con Coinex. Ellos se encargarán de informar sus logros. En pocos minutos me preparo a un encuentro con Andrés Tejero, CEO de Cripto Tendencia con quien he quedado almorzar el día de hoy. Luego les hablo de este encuentro.
Nuestra comunidad se yergue orgullosa al haber participado en el evento cripto más antiguo del mundo: LaBitConf. Un lugar de encuentro para quienes sembramos caminos en Web3. Un sitio al que sin dudar, tendremos que seguir viniendo. Y no porque necesitemos probar nada, sino porque somos el secreto mejor guardado de la cripto-esfera. Y el mundo necesita saber de nosotros. Nos leemos por allí.