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Traigo un ramo en el cielo
De camino a tu encuentro
me di cuenta tarde
no llevaba ni flores
ni cartas
ni siquiera un chocolate
No era el trabajo
ni mucho menos el desamor,
luego me fijé bien
y supe nada era
como regalarte el atardecer.
Tan parecido a tu rubor.
Cada nube
una rosa nueva
coronando,
para siempre,
tus hebras fresa
Confieso mi alma
nunca sale ilesa
de ver tu sonrisa
después de rimas
que trazan para ti
una tierra fina
mi dulce princesa