De nuevo las amigas del #Reto12votos nos proponen un tema profundo, complejo y que no se puede despachar fácilmente. La propuesta de esta semana puede ser abordada de muchas formas, en todas habrá puntos a favor y puntos en contra.
El tema de la eutanasia se ha discutido a lo largo del tiempo. Ya en la antigua Grecia se hablaba de la "dulce muerte". Lo relacionado con el fin de la vida material ha ocupado el pensamiento del hombre en todas las épocas, hay testimonios de rituales funerarios desde la prehistoria.
En épocas pasadas ha debido ser menos problemático el fin de la existencia en situaciones de agonía prolongada. La mayoría de las personas tenían una vida relativamente corta, morían cuando todavía sus cuerpos y sus mentes eran jóvenes, por lo tanto era menos probable que otros tuviesen que tomar decisiones sobre el fin de sus días.
En nuestro tiempo las cosas son distintas, la ciencia se ha empeñado en extender la vida cada vez más, independiente de la calidad de ese vivir. En mis cavilaciones he llegado a pensar si eso no es contrario a la ley de la naturaleza. ¿Hasta dónde es racional/ético mantener un cuerpo vivo?
Vivimos amarrados a una ilusión de inmortalidad, no me refiero a la inmortalidad del alma o el espíritu, sino a la del cuerpo. En nuestra cultura no hemos sido formados para aceptar la muerte como un proceso natural, como una etapa necesaria para la continuación de la vida. Nuestra actitud ante la muerte, en el fondo, es un problema de educación, de creencias.
Con la prolongación de la vida, mediante el uso de las tecnologías, ha cobrado importancia el tema de la eutanasia. ¿Se puede decidir cuándo termina la vida de alguien? ¿Cuál es el límite del sufrimiento para una persona y sus allegados?
Soy un hombre creyente en Dios, creo que hay un Dios que nos da la vida y creo que tenemos un tiempo en este mundo. Desde esa perspectiva, los asuntos de la muerte también son competencia divina. Sin embargo, tengo grandes dudas: ¿Viola el hombre el plan divino al prolongar una y otra vez la vida humana?
Sobre este tema no creo que pueda haber generalidades. No sé si se pueda ser inflexible, atendiendo a una concepción religiosa, ante la magnitud del sufrimiento del otro.
En mis cavilaciones también he pensado que, Dios en su infinita bondad, puede ver con ojos benevolentes alguna decisión que busque acabar con un sufrimiento excesivo. Alguien me pudiera responder: a nadie le toca una cruz que no pueda soportar, o, Dios sabrá cuándo es el momento del fin. Sobre eso no voy a discutir. Hay juicios morales y religiosos, sobre los que es muy difícil ponerse de acuerdo. No estoy para convencer sino para expresar mi opinión.
Suelo pedirle mucho a Dios para que me ilumine e ilumine a los que estén al lado mío si nos toca alguna circunstancia de ese tipo, donde haya que tomar alguna decisión relacionada con el fin de la vida. He pensado que soy de los que no se van a empeñar en prolongar la vida “por todos los medios disponibles”. Así se lo hago saber a mis allegados.
Espero que Dios me conceda la sabiduría para poder distinguir cuándo es el momento en que debo aceptar su voluntad, para decir párenlo ahí, ya no más tratamientos ni medicina, está bien. Los otros, que respeten mi decisión.
Gracias por su tiempo.
Fuente de las imágenes. I II III
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