Sensualidad.
Un zarcillo te adorna
bella oreja derecha,
y esa mirada tuya
te hace lucir coqueta,
y a la imaginación
poco es lo que le queda
cuando el vestido claro
luce en la transparencia
tules casi invisibles
y la piel descubierta
y echada al pensamiento,
que es de gracia completa.
Y cuando tú caminas
dibuja tu silueta
un rumbo apetecido
para cualquier poeta.
