Recordando esta interesante excursión familiar, a través de un centro comercial en Valencia, mi pequeño hijo Juan, cruzando un cubículo. Juan comenzó a estirar mi camisa diciéndome que quería conducir el auto a la vista. Le pregunté si tenía una licencia de conducir y ella dijo que no, papá, pero le pagamos a esa señora, que cuando llega un niño como yo, ellos pagan, y ella les deja conducir, jejeje.

Estos niños del nuevo siglo nos convencen con su inteligencia y su ejecución astuta.

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