Soledad:
Siempre creí conocerte,
alardeaba de tu compañía,
presumía apreciarte;
desconociendo como eras.
¡Vaya! Ha dolido verte,
encontrarte ensimismada
en el rincón de mi habitación,
donde la luz no llega.
Comprendí el miedo de muchos,
la constante huida, la prisa
por escapar de tu silencio;
porque callada dices más que nadie.
Puedes instalarte, tomar asiento,
servirte café y seguir así;
ya no miraré hacia otra parte
ni volveré a ignorarte.

Esta obra esta bajo una licencia de Creative Commons.
