Ilustración/Illustration
Versión en español
Las líneas cautelares en el paisaje estelar, cuentan la historia de sus antepasados supervivientes del horror de la hecatombe. Las estrellas descienden producto de una anomalía que no era vista desde hace siglos, y al incidir en su investigación, observo asombrado y afortunado de ser testigo de tan inaudita secuencia, de la que jamás pensé que hubiera una cierta existencia. Los Alfas y Centauris simulan para la vista humana ser estrellas, ocupando como centinelas un espacio que no les corresponde. Estas naves limitan nuestra libertad con su vigilia, para supuestamente protegernos de nosotros mismos por no aguantar esta nueva vida que nos tocó vivir.
Veo el rostro del universo varias veces y reitero, que tanta maravilla diversa y cautivadora, tanto espacio aglomerado por elementos y formas distintas e inquietas, tantos mundos colmados de belleza y otros tantos temibles por ser hostiles para la vida; apareciesen allí por causa de un accidente. Dios no juega a los juegos de azar y los desastres no se reconstruyen para ser propicios para la vida. Pero puede llegar a pasar que la medida de la existencia discrepe asolando el espacio. Ante nuestros ojos, pensábamos que se trataba de un espectáculo sideral al que siempre estábamos acostumbrados, pero nos equivocamos. Los sistemas de prevención de catástrofes colapsaron y las personas comenzaron a morir a causa de la calamidad que venía del cielo. Nosotros los supervivientes, nos refugiamos en cápsulas que no permitían la entrada de químicos externos, mientras veíamos como se derruía la vida.
Un nuevo orden emergió para nosotros, quienes seguíamos conmocionados por el trauma, con solo alzar una de sus manos nos lanzó directo al espacio, donde ahora vivimos junto con las múltiples maravillas que allí se encuentran. Me fasciné hasta cansarme de todo lo que ahora me rodeaba, cautivado y asqueado al mismo tiempo, embarcándome en un mar de preguntas sin fin y sin respuesta, soñando con la libertad otra vez, y el pasado desintegrado llorado por mi trastornada nostalgia.
English version
The prudential lines in the stellar landscape tell the story of their ancestors who survived the horror of the hecatomb. The stars descend as a result of an anomaly that was not seen for centuries, and when influencing their investigation, I observe amazed and fortunate to be witness to such an unprecedented sequence, of which I never thought there was a certain existence. The Alphas and Centauris simulate for the human eye to be stars, occupying as sentries a space that does not correspond to them. These ships limit our freedom with their vigil, to supposedly protect us from ourselves for not supporting this new life that we had to live.
I see the face of the universe several times and I reiterate, that so diverse and captivating wonder, so much space agglomerated by different and restless elements and forms, so many worlds full of beauty and others so fearsome because they are hostile to life; they appeared there because of an accident. God does not play games of chance and disasters are not rebuilt to be propitious for life. But it may happen that the measure of existence disagrees ravaging the space. Before our eyes, we thought that it was a sidereal show to which we were always accustomed, but we were wrong. The catastrophe prevention systems collapsed and people began to die because of the calamity that came from heaven. We survivors, we took refuge in capsules that did not allow the entrance of external chemicals, while we saw how life collapsed.
A new order emerged for us, who were still shocked by the trauma, just lifting one of their hands launched us directly into space, where we now live together with the many wonders that are there. I became fascinated until I became tired of everything that surrounded me now, captivated and disgusted at the same time, embarking on a sea of endless and unanswered questions, dreaming of freedom again, and the disintegrated past mourned by my deranged longing.
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