
Mucho antes de que la catedral de Notredame ocupara todos los noticieros, mucho antes de que el fuego hiciera estragos en uno de los iconos de París... ahí estábamos paseando por a la vera del Sena, admirando la catedral parisina.
Haberla visto ha sido un lujazo, ahora más aún, ya que tardaremos muchos años en volver a verla acabada, seguramente nunca será lo mismo, ya que la restauración hará de esta una nueva Notredame.
Volveremos, pasearemos por la orilla del río, recordarnos como era, esperemos que se parezca lo máximo posible.