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Dejo esta entrada para la convocatoria al concurso que ha realizado @marlyncabrera.
Es un concurso con un hermoso concepto. Revisa aquí las bases.
Mi inspiración ha sido el mito de la Tierra sin Mal.
La Tierra sin Mal forma parte del inconsciente colectivo de muchos pueblos latinamericanos, fundamentalmente en Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil, donde se sintió la influencia del pueblo Guaraní. Es el mito que sustenta la condición errante de los indígenas guaraníes, sus raíces se hunden en la historia precolombina. Ha sido estudiado como un mito de origen que demuestra la búsqueda del paraíso perdido, mucho antes de que los españoles tocaran nuestros territorios. El mito afirma la existencia de una tierra no hollada, tierra de refugio, para cuando el mundo esté a punto de acabar. A ella solo pueden entrar los que han vivido una vida sin tacha.
Fuente
Desde hace tres meses caminó con mis hermanos hacia el mar. Debemos estar cerca del agua cuando comience el incendio que acabará con este mundo. Vendrán los monos con sus flechas incendiarias. Vendrá el Gran Cataclismo. El fin está cerca y lo imploramos. Mis pies sangran y están hinchados, pero debo seguir caminando y danzando para invocar a la Gran Madre. Solo ella puede condolerse de la tierra y de nosotros, los hombres. Ayer la tierra hablaba por la boca del Chamán: estoy cansada de consumir cadáveres, Madre, déjame descansar, estoy atiborrada de cuerpos muertos, decía… Después de tanta danza, tanto licor y tantos humos, después de tanto comer raíces, también oigo el llanto de las aguas, cada vez más turbias y del viento, el más viejo y más cansado de todos. Los árboles no se cansan de llorar, de lamentarse, pero la Madre aún no nos escucha. Aun se niega a poner fin a la creación. No podemos hacer nada. Debemos continuar sufriendo. Mi única esperanza es llegar antes a la Tierra sin Mal. Para llevar mi cuerpo a la Tierra sin Mal debo danzar y repetir los cantos, hasta que mi cuerpo esté cerca de morir, que sea muy liviano para que mi alma, mi voz, ñe´e, se escape con él, pero debo hacerlo con todos mis hermanos. Cada vez comeremos menos, cada vez beberemos más elixir, cada vez el hilo que me ata a la tierra debe ser más delgado, algunos de mis hermanos aún están fuertes. En la Tierra sin Mal encontraremos el refugio cuando ocurra el cataclismo. Soy joven, no he tenido mujer, he visto a mi novia, en sueños, en la Tierra sin Mal, untada de mieles, con las manos llenas de frutos, allí no enfermaré, ni moriré. Nanderykey, el héroe, lo ha dicho: Nunca moriremos en la Tierra sin Mal, la tierra donde uno se esconde. Allí podremos bailar por siempre. Desde hace diez lunas soy un hombre, soy un Nandeva, debo imitar a Nanderykey, debo contar su historia, desde el comienzo del mundo, todo mi conocimiento, todas mis bellas palabras serán para honrarlo. Siento hoy un calor abrazador, está llegando el Cataclismo. El Chamán dice que ya siente el olor del mar, que llegaremos allí al mismo tiempo que el Cataclismo. Hoy más que nunca es necesario mantener la vida sin tacha, solo cantar y danzar. Ya no siento mis pies, estoy comenzando a danzar en el aire, mi hermano a mi lado ya no toca mi mano, la gente de arriba ha comenzado a asomarse; siento miedo, puede aparecer el Jaguar que se come a la Luna, pero en mi canto llamo al Gran Padre Tupá para que abra las puertas. Ahora un coro de cantos se une al mío, la Tierra sin Mal está a mi alcance. Busco a mis hermanos, abajo veo mi cuerpo, ahora veo el mar, también puedo olerlo, mis hermanos me rodean, cantan frenéticamente, han entendido que mi ñe’e está arriba, pronto los murciélagos traerán mi cuerpo. Todos danzan y cantan. Abajo la tierra, se mueve asqueada, ahíta de comer cadáveres. No comerá mi cuerpo, he vivido una vida sin tacha, solo bailar y cantar. He sido privilegiado.