La masa entra en escena,
trae una sonrisa bella,
alza su mirada
y estira los brazos de manera exagerada.

Ojos saltones aparecen,
por todos lados se mueven,
dentro de un vaso la masa se mete,
quiere parecer un jugo con leche.

No tiene mesura,
se rebosa sin cordura,
ojos saltones persisten en el vaso
y se asoman mientras la masa se va alejando.

Ojos olvidados,
como huérfanos han quedado,
cuando la masa descubra que los ha dejado,
volverá para buscarlos.
Tras un rato,
la masa vuelve cabalgando en un tenedor plástico,
recoge sus ojos
y sonríe porque completó su rostro.

Historias de cocina,
de una masa que será cocinada algún día,
cuando su ciclo pegajoso haya terminado,
la veremos cómo galleta en un plato blanco.


Copyright © 2019 Margarita Palomino
Todos los derechos reservados- All rights reserved

Diseño @marpa es un regalo de @iaberius