El ciclo de Cirus
La vibración exhorta:
-Salta dentro del círculo.
-Salta fuera del círculo.
-Salta dentro del círculo.
-Salta fuera del círculo.
Luego:
-Dentro del círculo.
-Fuera del círculo.
Finalmente arrecia en un frenético:
-Adentro.
-Afuera.
-Adentro.
-Afuera.
Formando un agobiante ciclo de 30 minutos de ejercicio físico que se integra al recorrido de cuatro horas suspendido horizontalmente, observando la gigantesca pantalla por la que corren simultáneamente un sinfín de informaciones, que debemos registrar en nuestros sensores sin omisiones. Pero omitir algo es imposible, pues los sensores oculares por la posición en la cual estamos suspendidos registran todo, hasta que el transbordador molecular nos deposita en la plataforma virtual donde el ejercicio se inicia, nuevamente, sin previo aviso, de igual forma que el retorno al recinto de observación.
Una única vez observé al sujeto del otro turno, cuando iniciamos las actividades en este planetario experimental. Las integraciones y desintegraciones moleculares simultáneas nos impiden observarnos. La soledad me ahoga. Las vibraciones son cada vez más fuertes, más intensas.
Sólo la inhumanidad de los humanos puede someternos a tan terrible encarcelamiento. Yo, Cirus , diseño prototipo en dimensionamiento espacial, así lo declaro.
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Este relato lo escribí el año pasado, para el Microcifi, concurso organizado por @trenz (Soy fan de estos concursos). Está revisado y presenta pequeños cambios con respecto a la primera edición, las imágenes también fueron renovadas.
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GRACIAS POR LEER.