Cuentos para asustarte: Concurso de relatos inspirados en mitos y leyendas latinomericanas – El fulgor de las Pléyades.

Compañeros de viaje en Steemit, esta es mi entrada al concurso que ha convocado @marlyncabrera.

Una propuesta de gran valor educativo para escudriñar e investigar nuestra cultura y conocernos mejor.
Aún hay tiempo de participar. Estas son las bases.


La leyenda que versiono es el mito de Luisón o Lobisón, de la tradición guaraní.

El lobisón (del portugués: lobisomem), lobizón, Juicho, Luisón o Luisõ hace referencia a un personaje propio de la mitología guaraní, el cual guarda similitudes con la leyenda europea del hombre lobo.


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El sábado 7 del séptimo mes a las 7 en punto de la noche, Silãlys sacó la llave que traía amarrada a su muñeca y la levantó contra la luna, que lanzaba sus carros plateados sobre las alas negras de los árboles creando espejismos de efímeros movimientos. Primero proyectó con sus manos una elipse en el cielo y después sus ojos se alzaron más lejos todavía. Miró a Las Pléyades que habían guiado sus pasos en el valle seco, entre las borrascas del miedo, la sed, el hambre, el llanto, el dolor, la enfermedad y la muerte. Dijo unas palabras extrañas y empujó la cerca del jardín perdido. Por mandato de las estrellas a ella le había correspondido la tarea de ir a buscar El Libro Perverso, la piel donde se guarda la historia del espíritu maligno Taú y su unión con Keraná, la niña hermosa de los sueños y sus 7 engendros.

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Aunque el terreno está áspero y cuarteado en siete grandes proporciones, ella sabe que en cualquier momento la tierra puede abrirse aún bajo sus pies y caer sobre las losas cortantes del tétrico museo subterráneo. Ella sabe que se encontrará con Luisón, el guardián infecto que habita las catacumbas, aquella aberración que vive de la carne podrida de los cadáveres que se retuercen en el suelo maldito. Percibe la hediondez de la sangre convertida en lodo, de los muertos que allí purgan sus penas por los pecados de la vida, tanto que da la impresión de ser la galería funesta del infierno. Silãlys contiene la respiración en la ciudad de los endriagos para pensar de dónde podrá salir el zarpazo que la derribe y acabe en un instante con sus planes. Cree haber visto cruzar sombras veloces como el rayo y tensa sus músculos al sentir un gran escalofrío que le nace en la vagina y le sube en torrentes por la sangre hasta la cabeza. Achica las pupilas para traspasar la atmósfera del horror cuando siente que algo aprieta su estómago. El hambre le revuelve los intestinos porque hace siete días que no ha probado alimentos; ni ha tomado una sola gota de agua para poder enfrentarse al devorador de cadáveres. Aunque es sábado y Luisón ha recuperado su forma humana, los perros que siempre le persiguen hubiesen olido la emanación de los gases y atacado en caterva tan pronto traspasara el umbral de la tierrasanta. Silãlys se arrodilla en el paraje desierto, en los túmulos de sangre yerma, y con su llave hace reflejar la luz de Electra en el cementerio feérico. Repite las extrañas palabras, mira hacia el cielo y tiembla en el charco. El plan de las estrellas está en marcha.

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Silãlys aprieta duro la llave entre sus manos para mantener lúcidos sus sentidos cuando ve salir de la cueva al hombre desnudo y triste. La noche se convierte en un seno, en una cicatriz astrosa de estrellas. Silãlys reza las palabras extrañas cuando ve salir a su padre sucio, cansado, entre las rejillas de la muerte.

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Suerte a todos, compañeros
Gracias por su lectura

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