
Tengo alguna que otra habilidad, logro hacer algo de pinturas, colecciono estampillas, armo mi genealogía, hago reuniones con ex compañeros del colegio, cuido mi granja de Facebook, cuido mis plantas reales, paseo a mi perrito Nano, pero creo que llegue hasta aquí gracias a que los que me leen les agradan mis cuentos e historias.
Una de mis historias favoritas es aquel cuento que seguramente algunos leyeron que escribí cuando era mucho más joven, mi familia era muy limitada económicamente éramos inmigrantes así que mis padres trabajaban muchísimo y yo nunca tuve hermosas muñecas.
Así que deseaba con todo mi corazón tener un lugar que repararan mi muñeca vieja y rota, como mi mamá reparaba las lavadoras en mi casa taller donde vivíamos. Así que escribí el Hospital de las muñecas, tal vez no sea mi mejor cuento pero es el que le tengo más cariño de todos mis escritos.

De tanto jugar se ha lastimado mi muñeca más querida y la única amiga que tengo. Tiene un bracito roto se le ha salido el hombro.
¡Mamá, mamá! vamos al médico rápido a mi muñeca se le ha roto el brazo.
Cuando le lavaba el vestido, al ir a tenderla en la cuerda del patio, se le ha salido el brazo.
Por favor, cúrala. ¿Qué puedo hacer? Debe dolerle mucho su bracito.
No te preocupes Clara en la esquina cercana, está el Hospital de las muñecas. Allí atenderán a Sonia la pequeña muñeca.
Salimos apresuradas rumbo a la esquina de la casa.
El edificio era sumamente colorido. Entramos y allí había muchísimas personas sonrientes. Muchos niños caminaban por sus pasillos, miraban en los estantes.
Habíamos colocado a Sonia en su caja, mamá siempre guardaba las casas en el closet y siempre allí olía a naftalina la vieja.
Llegamos al mostrador y mamá hablo algo con el señor detrás de la mesa muy alta. No pude oír lo que decía. Hablaron bajito como se acostumbra en los hospitales.
Tomo la caja con delicadeza y desapareció por una puerta. Seguro la están atendiendo. Van a salvar a mi muñeca.
Me sentía muy inquieta, no podía estar sentada. Me levantaba a cada rato. Mi madre entendía mi preocupación. Pero me obligaba a mantenerme sentada.
Una y otra vez me pedía sentarme.
Debemos esperar me decía una y otra vez, ten paciencia la están atendiendo, van a traerla como cuando vino por primera vez a casa. La recuerdas. Recuerdas la primera vez que la viste en su caja cuando la trajo papá.
Papá trajo a Sonia. La trajo después de un largo viaje, que duro mucho. Yo estaba muy contenta ese día volvía a verlo. Y allí me presento a Sonia. Dijo que sería mi compañera por mucho tiempo, que la cuidara mucho.
Papá volvió a irse tiempo después, y no volvimos a verlo nunca más.
Vi a mamá llorar a escondidas. Pero mantenía un mundo sonriente para mí, entre dientes decía cada vez que le preguntaba; ya aparecerá algún día.
¿Cuánto tardan? Volvía a saltar de la silla por enésima vez.
Por fin la puerta se abrió y allí traían una caja. Me temí lo peor.
El señor le decía a mi mamá: hicimos lo mejor que podíamos.
Fue difícil. Es una "chica de un lote" muy antiguo.
No entendía esas palabras.
Pero allí estaba Sonia, espectacular, como nueva.
La habían limpiado en su totalidad. Su brazo estaba en su lugar otra vez. Hasta su vestido decolorado por lavarlo se veía como nuevo otra vez. La pintura de uñas que le había colocado en sus manos ya no estaba.
Como nueva había quedado. Cachete sonrosado y muy limpio.
La abrace al recibirla, olía a plástico nuevo y nunca dejaría que se lastimara otra vez.
Mamá pago en la ventanilla las curaciones que le hicieron a Sonia.
Salimos del colorido hospital de muñecas muy agradecidas.
Me sentía muy feliz con mi muñeca como nueva.
Hoy estoy grande, ya han pasado 18 años desde entonces.
Y acabo de darme cuenta al pasar por la esquina ¿Cuándo pusieron una juguetería donde estaba el hospital de muñecas?

