He despertado muy temprano. Serví una taza de café, agregué un poco de leche en polvo y una cucharada de azúcar. Batí y batí con muchos deseos y ansias, quise un líquido espumoso, un sabroso café con leche. Salí de casa para ir al trabajo. Al llegar al lugar, había olvidado mi temprano despertar. Miro el reloj y sigue siendo muy temprano. Visibilicé desde lejos, algo blanco que llamó mi atención. Al compás de la caminata, mi cuello se estiraba y mi mirada buscaba el cielo ¿Quién podría creerlo? El kairós me regló una deliciosa taza de café con leche y un hermoso día.