Comedy Open Mic Espanol Ronda #14 - Una Situación Desagradable


Fuente

¿Quién no ha pasado por una incómoda situación intestinal?, ¿quién no ha experimentado el sudor frío producto de unas ganas apenas contenidas?, ¿quién no ha sentido el glorioso alivio sentado en el trono de porcelana?


Empieza cómo una pequeña molestia, apenas una sensación de llenura. A veces, desaparece al poco tiempo, una simple señal de advertencia que nos previene y nos invita a la precaución, a la búsqueda de un trono conocido donde descansar y aliviar la molesta sensación. Otras, la pequeña sensación se hace insidiosa, constante; crece, se hace cada vez más intensa, más fuerte.

Como una enfermedad sin tratamiento, lo que era una simple molestia, una ligera incomodidad se expande hasta acaparar nuestra atención, el mundo empieza a girar en torno a la protesta constante de nuestro intestino y se convierte en el centro del universo.

¿Se han preguntado por qué razón el sudor frío?, ¿qué extraña relación guarda la incomodidad estomacal con sudar en el polo norte?, ¿Acaso sudan los esquimales buscando un trono?, ahora que me lo pregunto, ¿cómo van al baño los esquimales sin que se les congelen las pelotas?

También me pregunto, ¿Por qué extraña razón pasa eso precisamente cuando el trono de confianza es inaccesible?, ¿por qué las ganas incontrolables vienen precisamente cuando se abandona la seguridad del hogar?, ¿no te ha pasado?

Despiertas, desayunas, tomas un café y sales a tu día a día, encaminas tus pasos al trabajo o a un paseo. Justo en el punto de no retorno empiezan las ganas, algo totalmente controlable, nada que unos esfínteres adultos y bien entrenados no puedan dominar. Decides continuar, calculando que puedes hacer lo que quieras con normalidad pues ya cientos de veces has tenido falsas alarmas.

—Cerebro, intestino grueso reportándose, tenemos una situación acá abajo.

—¿Qué tan grave?

—Debemos desalojar.

—Ok, perfecto, ¿pero la cosa es urgente?

—Estimamos que podemos resistir los embates durante un tiempo, pero no sabemos exactamente cuánto.

—Necesito datos claros para tomar decisiones, intestino, te pregunto ¿debemos volver?, ¿debemos abortar la misión del día?

—Bueno cerebro, estimo que podemos resistir unas cuantas horas.

—Perfecto, entonces continuamos con la misión.

Seguramente no has prestado atención, pero una conversación parecida sucede apenas las ganas aparecen. Prosigues en tu camino, total, tu intestino asume que puede mantener la situación controlada por unas horas, tiempo suficiente para hacer lo que pretendías hacer cuando saliste de casa y volver con tiempo de sobra. Cientos, miles de veces has pasado por eso y has superado la prueba con éxito. Pero a veces, el intestino se equivoca. Minutos después el cerebro recibe la llamada desesperada del intestino grueso:

—¡Cerebro! ¡Cerebro! ¡Debemos abortar! La situación es más grave de lo esperado, ¡hay que abortar la misión!

—¿Qué dices? ¡Hace cinco minutos me aseguraste que no era de gravedad!

—Cerebro, no tomamos en cuenta la densidad de la masa fecal ni de la presión ambiental, resultando en una estimación inexacta por la diferencia de presiones, no habíamos detectado una nueva remesa enviada por el intestino delgado compuesta por gas a alta presión y líquido en suspensión.

—¿Cómo? ¡Se supone que tenías que chequear las nuevas remesas antes de presentar tu informe!

—No es mi culpa, el intestino delgado no envió el memo a tiempo.

Entonces, el cerebro se comunica con el intestino delgado.

—¡Mira! ¿Qué coños haces?, ¿por qué no enviaste el informe al intestino grueso? Me dio vía libre por varias horas y ahora dice que es imposible resistir, ¡no puedo abortar ahora!

—Disculpa cerebro, envié el informe pero llegó tarde pues la formación de la nueva remesa fue explosiva producto del consumo de algún alimento que el estomago no supo manejar o quién sabe qué, lo cierto es que es un imprevisto y la única solución es desalojar la totalidad del sistema.

El cerebro entonces empieza a buscar soluciones y coordinar la contingencia. Supongo que has pasado por eso, miras alrededor cazando un sitio donde resolver la emergencia, el cerebro suspende el control de la sudoración para usar los recursos en la contingencia (por eso sudas frío), recibes mensajes urgentes en forma de retorcijones de barriga, sientes burbujas bajar y subir por tu sistema digestivo, no escuchas ni ves nada pues tu atención se dirige exclusivamente a resolver la contingencia o al menos resistir los embates del cargamento el suficiente tiempo para no pasar la vergüenza más grande de tu vida adulta.

—Esfínter, informa.

—Bajo asedio, estoy bajo asedio. Resuelva cuanto antes, hay un ariete golpeando la puerta. Hay que dejarlo salir, repito, hay que dejarlo salir. No sé cuanto pueda mantener la posición.

—Esfínter, por tu madre, por tu familia, por tu patria, resiste, mantén la posición, es una orden, no permitas que salga por ninguna razón, ¡cuento contigo!

—Sí jefe, ¡haré lo que pueda!

Ya es incontrolable, es un tsunami desbocado el que se viene y corres al baño más cercano. No importan ya tus escrúpulos, no importa si el baño está sucio o hay zancudos en el matorral de tu elección. Simplemente sigues las desesperadas ordenes de tu cerebro y descargas. Poco a poco todo vuelve a la normalidad, progresivamente dejas de sudar frío, sientes como si pudieras volar o caminar entre las nubes, respiras en paz, una sensación de éxito por el trabajo bien hecho se apodera de todo tu ser.

Entonces, para tu enorme desgracia te das cuenta de que ¡NO HAY PAPEL!


Fuente  


Nominados: @kennyvaldez y @joedukeg


Posted from my blog with SteemPress : http://jcalero.vornix.blog/2018/07/18/comedy-open-mic-espanol-ronda-14-una-situacion-desagradable/

H2
H3
H4
Upload from PC
Video gallery
3 columns
2 columns
1 column
31 Comments