El amor es una palabra que todos conocen pero que pocos saben que es realmente, cuando lo vives es más de lo que puedes describir y cuando lo tienes te ahogas dentro de él, conocerlo da paso a tus opciones y te lleva al límite del exceso.
Hay una historia en la cual esta palabra fue más de lo que imagino y se las contare.

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Hace años en una ciudad llamada Mersey cerca del rio Sefton vivía una hermosa mujer llamada Grecia, ella era de la alta sociedad dentro de la ciudadela sus padres tenían dinero y demasiadas propiedades obteniendo así una posición bastante alta dentro de la sociedad, ellos también tenían a varios campesinos dentro de sus tierras que labraban las tierras para poder así venderlas y transportarlas a los lugares cercanos, para Grecia era importante el saber cómo vestir, caminar, comer y convivir con las personas, ya que dentro del circulo que la rodeaba no estaba apropiado para ellos él; ¿Por qué? no hacer este tipo de cosas, era importante recalcar cada día de sus etapas de vida esto, aunque fuera agotador ya que en algún momento ella tenía que poder hacer el papel de dueña de la herencia que dejaran sus padres y el legado consigo, deberá aprender cada cosa importante .
Grecia siempre se cuestionaba demasiadas cosas, al parecer a ella le interesaba saber más el mundo que solo ser una señorita rica y tener el dinero para sobrevivir, pensaba más allá de los que siempre estaban a su alrededor, le interesaba conocer el mundo, conocer personas, conocer idiomas, comida y todo tipo de travesía que se le atravesara dentro de sus planes, aunque eso le costara tener que olvidarse de sus deberes y ser quien ella quería.
Una mañana de invierno Grecia estaba paseando por los jardines, uno de los obreros anuncio que sus padres habían fallecido y así como fue, dejaron todo a su nombre dando a cabo tareas interminables y deberes para con sus trabajadores, fueron días tristes para ella, sola y sin contemplar que en algún momento parecía venirse todo encima de ella, a Grecia le parecía absurdo terminar encerrada en una casa tan grande sin saber el poder conocer esa prueba que te da el mundo, así que ¡no le importo¡, tomo sus maletas sus vestidos preferidos, se fue directo a tomar un vuelo para conocer su primera parada: Mónaco.
Esperen el próximo capitulo.
La imagen es de mi autoría, prestada por un amigo.