
para quien no se atreve
a mirar más allá de su orgullo,
a dejar a un lado su egoísmo,
a borrar de su corazón la ira,
a callar sus labios ante su soberbia.
Un día menos
para quien no se atreve
a realizar su sueño más encarnado,
a luchar por los ideales propios,
a vencer al enemigo de la ignorancia,
a llevar la bandera de la justicia.
Un día menos
para quien no se atreve
a reconocer que está equivocado,
a decir la verdad cuando debe,
a cumplir una promesa hecha,
a guardar un secreto confiado.
Un día menos
para quien no se atreve
a aventurarse a un largo trayecto,
a ir contra las reglas impuestas,
a ser antídoto a una amistad tóxica,
a abandonar lo que no enriquece el alma.
Un día menos
para quien no se atreve
a aceptar las diferencias humanas,
a construir puentes y sí muros,
a dejar el ayer, vivir el hoy y hacer el mañana,
a leer una historia sin importancia.
Un día menos
para quien no se atreve
a decir «te amo» a quien no lo merece,
a compadecer las cadenas del condenado,
a llevar la cruz del resto del mundo,
a perdonar a quien comete pecado.
