
Mi barrio, tiene algo de singular, fruto de la maravillosa mezcla que ha experimentado Málaga. Os comento, en los sesenta, Málaga era una ciudad con pocos habitantes, una languidez de tiempos pasados arrostrados y carente de núcleo. Al albor del turismo y el surgimiento de núcleos como Torremolinos y Marbella, la provincia tuvo un flujo de gente de fuera interesada en prosperar que vio en Málaga la oportunidad y realmente la hubo.
El crecimiento, ha sido imparable aunque ha habido tropiezos como en todo aquel que juega a ser grande. Hemos consolidado un núcleo de ciudad fuerte que ha pasado de ser la octava o décima ciudad a tener el potencial de estar disputando el podio junto. a Madrid y Barcelona.
Todo tiene sus inconvenientes, pero la Málaga al carecer de la identidad que quizás tienen otras, acoge sin rubor emigración de todos los lados y los hace suyos. Todos somos malagueños. En mayor o menor medida. Los que menos, los más oriundos.
Mi barrio, por ejemplo, es el lugar donde en los años 70 gente proviniente de muchas zonas deprimidas de Málaga se asentaron, prosperaron y tuvieron hijos y nietos que actualmente, pueblan sus casas. Es un barrio, donde los carteles de se alquila, duran poco, la gente aprecia vivir a un tiro de piedra del centro y con acceso fácil a rondas y autovías para ir a casi cualquier destino.
Si sales de mi barrio en dirección centro, atraviesas una zona donde la población musulmana es ostentosamente dominante. Maravillosas fruterías, mezquita, carnicerías, dulces y sobre todo una población discreta, callada y muy trabajadora con la que es fácil entenderse más allá de las obvias diferencias culturales.
Más adelante, la predominancia es nigeriana, peluquerías, tiendas de postizo,de ropas, de alimentación, con frutas y verduras tan ajenas a nosotros, sus habitantes son más ruidosos, musculosos, fáciles de detectar, pero igualmente sencillo convivir con ellos.
Ya llegando a la zona de la estación, un nuevo cambio, poco a poco los asiáticos han hecho de esta parte de Málaga, su particular China town, hay restaurantes muy buenos, tiendas de alimentación donde puedes encontrar cualquier cosa y respecto al comercio general, de todo, regentados por asiáticos.
En mi opinión, son los que mejor se han integrado en Málaga. Son callados, respetuosos, tradicionales pero abiertos y perfectamente malagueños y por tanto bilingües las nuevas generaciones.
La verdad, me gusta vivir en una ciudad tan caleidoscopica, es un crisol donde a día de hoy, resulta sencillo vivir.