En un antiguo pergamino de un evangelio apócrifo, existe una verdad oculta en un idioma casi indescifrable. Hasta ahora, poco se conoce sobre su contenido. Por esa razón, para evitar futuras confusiones, me limitaré a transcribir lo que se ha traducido:
Leyendas arcaicas predican sobre la existencia de un misterioso espejo, ocultado en una vieja y polvorienta habitación. Los protectores de aquel objeto, son arcángeles que custodian el secreto frente a vasallos inferiores. Pero los rumores dicen que el espejo contiene la imagen de Dios.
En el pasado, uno de ellos escapó de su labor celestial y sucumbió ante el deseó de adentrarse en la búsqueda de aquél dorado y mancillado tesoro. El hermoso ser angelical deseaba ver, con sus propios ojos, el reflejo ocultó de su padre.
Tras varios siglos, finalmente encontró la descuidada alcoba. Tan pronto entró en ella, salió despavorido con temor en el alma, dirigiendo sus alas en dirección contraria. Ya que bajo la fría e inexorable superficie de aquél pulido espejo, bajo filamentos y ropajes de seda, aguardaba sonriente la imagen del diablo...
Tras muchas traducciones, eventualmente se concluyeron 2 cosas aquella tarde: 1) El ángel era lucifer. 2) Dios era su propio demonio.




