Me encuentro en la ciudad de Caracas viviendo una de las peores catástrofe de mi propia historia y la que me gustaría registrar para mis nietos. Para que ellos también puedan argumentar en su debido momento estos sucesos que hoy marcan un hito.
Me encuentro escribiendo desde mi celular. La señal de Internet es lento. Llevamos cuatro días consecutivos padeciendo cortes en el servicio de luz, sin señal, ni cimunicación. Apenas llega uno que otro Whatsaap. Las líneas telefónicas congestionadas. En Caracas llega por rato el servicio pero en otros Estados como en el Zulia y el Edo Táchira la situación es aún más critica. Quisiera escribir rápido por si se da un nuevo corte, por tal mitivo pido disculpas si observan errores.
A mis 52 años de edad, jamás había vivido una situación como esta. Por muchos malos gobiernos que he vivido nunca, nunca la situación en Venezuela era igual a esta.
No sólo estamos siendo afectados a nivel de comunicación. Los cortes del servicio han generado sin lugar a dudas un atraso importante en nuestra población por ende, lo que viene será aún más difícil. Estamos sin niticias sobre la cantidad de muertos en los hospitales. Sin poder comprar alimentos porque no hay dinero efectivo, todo es electrónico. También debemos estar atentos a qué compramos porque las carnes no están siendo refrigerafas como corresponde es decir, a nivel de alimentación también estamos padeciendo.
En cuanto a las medicinas, muchas requieren refrigeración como es el caso de la insulina. Quienes prestan apoyo son algunas farmacias con plantad pripias como Farmatodo y Farmaahorro. Allí gentilmente se está prestando la ayuda. En Caracas, no hay servicio de metro, el transporte está paralizado. Las colas en las bombas gasolineras son kilométricas.
El hambre se hace más evidente, la cantidad de ancianos, jóvenes, mamas y niños comiendo de la basura es duro, triste, aberrante, desesperante. A falta de luz, también falta el servicio de agua.
Ante la grave situación, que hoy vivimos no queda más que rezar, mantener la calma y utilizar estrategias para no colopsar emocionalmente. Aquí me encuentro nietos queridos. Soportando la pena, pero al pie de la lucha sin abandonar lo más amado en mi vida, mi familia y mi páis.
No he llorado, estoy sufriendo por tanta injusticia pero, aquí estoy con mi esposo, mis tres hijos y mis dos nietos. Aqui estamos, unidos y confiando en que ya esto pasará. Aquí estamos, rodilla en tierra pero no para apoyar al regimen narcotraficante, sino para orar y ponerme ante Dios y decirle: aquí estamos a tus pies para sguir obeciendo tus órdenes y seguir a tu servicio. Amén!