A veces me acaricia la duda de mi momento y de quien soy, siento, muchas veces al día, que no le permito el vuelo a mis pies, han sido días, meses, años difíciles, llenos de colores a veces demasiado claros, a veces demasiado oscuros. En los días grises escribo poesía, en los días grises existo. Estos tres poemas son un reciente sentir de mi ciudad adoptiva Caracas, de seguir experimentando con la metáfora y el lenguaje sencillo, la calle, el amor, la vida y el deseo, y todo lo que uno arrastra cuando se enamora y se desilusiona. Insisto, insisto en la poesía como el laberinto a mi corazón.
Estos tres poemas laten al mismo tiempo, respiran igual y encierran a los mismos, la vida siempre se trata de los mismos, de los otros, vistos y entendidos desde la egoísta subjetividad de nuestros sentimientos, vacíos hasta que alguien más los llena. Por ellos y todo lo que me han enseñado:
1
Si en algún momento me miento sobre lo que siento,
que me arrope la locura al escuchar tu voz.
Si doy un paso en falso a mi destino apresurado,
que me golpeé nuevamente el sol.
Si vuelvo a recordarte, te pido,
olvídame.
Si alguno de mis amores llegara a perdonarme,
la sonrisa se me borraría de la cara.
Si respiro y no encuentro salida,
habré muerto.
No daré victoria a quien no la merece,
callada, observo
y se me escapa la sonrisa más honesta.
2
Desde que llegué a la ciudad no duermo bien,
se espera demasiado a penas cruzo la puerta,
los fantasmas de las calles, de los puentes, estacionamientos
acechan mi comida,
duermen en mi cama,
invaden mi paciencia.
Consigo caminar
tranquila,
un día cualquiera
donde ya no cargo luces, sudor,
candela
algún truco de magia escapista.
Prendo en fuego mis manos
para que olviden todo lo tocado
en esta ciudad.
Estoy lista para irme con dolor,
sobre el rasgo ensimismado,
de cualquiera que me haya visto.
3
No voy a golpearme esta vez,
ni lastimarme,
ni dejar de respirar.
Aunque ahora no me abraces,
no voy a volver a llorar.
Si veo el tiempo pasar
es porque muevo las agujas
y vivo, sin importar
cuanto tenga que caminar.
Si me limito a pensar,
me detengo;
luego siento,
y avanzo.
El tiempo no volverá a golpear ninguna parte de mi ser.
Pasaré por todos los amores,
entenderé todos los amores.
Me abriré al universo,
y sin ninguna atadura ya
resuelvo cada paso con el destello de un beso
una risa,
caricia o abrazo
dado en el albor de una juventud.
Está todo el mundo abierto para mí.
La verdad es que me gustaría dirigir la mayor parte de mi contenido al cine, su análisis y disfrute, pero es imposible para mí distanciarme de la poesía, por lo que le he creado un espacio especial en mi blog bajo el seudónimo de Voltaria, un nombre que cargo en otras redes sociales desde hace un tiempo ya (en este afán adolescente del alterego), y me pareció interesante usarlo como seudónimo literario para decir muchas de las cosas que no me atrevo a compartir.
Todas las fotografías de mi autoría, tomadas con un Motorola XT 2g
¡Muchas gracias por leer!
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