Es normal que unos los meses antes de la boda los novios estén muy ocupados con los arreglos, esto lo pueden solucionar siendo más moderados. Una boda pomposa probablemente agrade a los familiares y amigos, pero con lleva a más trabajo tanto físico, psicológico como económico innecesarios, tanto para los recién casados como sus familiares más allegados.

Es común seguir algunas costumbres familiares y locales, pero sobretodo deben impedir los excesos y la competitividad, esto los llevará a afectar, opacar el verdadero motivo de la ocasión llevando a los novios de satisfacción propia a insatisfacción en su día especial. En algunos casos es importante tomar en cuenta las emociones y sentimientos de los demás, pero sobre todo los novios son primeros responsables de tomar la decisión de qué se hará en su boda.

Recuerden que es solo una fiesta y durará solo un día, pero la unión que se está produciendo en dicha celebración, es decir el matrimonio, es para toda la vida. Eviten concentrarse mucho en el propio día de la fiesta, traten en lo posible de incluir la sabiduría y dirección de Dios, no olvidando planear de antemano su vida de casados, para estar bien preparados y tener éxitos en el matrimonio.

Para poder sobre llevar el matrimonio, tomen en cuenta lo siguiente:

Sentimiento de responsabilidad y compromiso entre marido y mujer.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:24.)

Tu ser interior es más importante que la apariencia.

Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos. (1 Pedro 3:3, 4.)

Estar juntos por igualdad de amor y condición.

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14.)