Jack Star. Ocaso
Debía ser tarde, pues un plateado ocaso se adivinaba en el horizonte. En Vuln IV los días eran más largos que en el planeta natal humano, duraban sesenta horas y la traslación del planeta alrededor de Sigris era el equivalente a tres años terrestres.
- Estoy bien jodido… -dijo Jack en voz baja, en un medio susurro. No había mucho a su alrededor, sólo piedra y más piedra en aquel páramo yermo de tierra rojiza.
Tenía que moverse, no podía seguir allí sin hacer nada. Después de que los vulnianos interceptaran la nave debió quedar inconsciente en aquel lugar. No sabía cuánto tiempo lo estuvo, ni cuántos de los suyos no habían sido capturados aún. Quizá todavía quedaba alguien más que, como él, seguía con vida. Desenfundó su fusil de plasma para comprobar si le quedaba algo que todavía sirviera…
- ¡Vamos…! -pensó, mientras oía cómo su arma se activaba con una especie de silbido sordo- Por fin una buena noticia.
Carga completa. Jack miró a su alrededor, fuese a donde fuese, la decisión iba a ser prácticamente aleatoria. Así que comenzó a andar en dirección sur, hacia donde Sigris se escondía. En Vuln IV amanecía por el norte y anochecía por el sur y, si ya estaba oscureciendo, debía haber perdido casi un día vulniano entero, al menos cincuenta horas.
Cincuenta horas perdidas.
Tal vez todo el escuadrón ya había sido encarcelado o, peor aún, ejecutado. Pero, por qué no él. Siguió avanzando. Debía ser tarde, pues un plateado ocaso se adivinaba en el horizonte.
Tema de la semana, imagen cortesía de @trenz